August 18, 2010
RECUERDA MI NOMBRE
miércoles, agosto 11, 2010
RECUERDA MI NOMBRE
Me cansé de esperarte. Me cansé de llamarte y encontrar el teléfono apagado, de los “quizá”, de los “no tengo tiempo” y de los “cuando pueda”. Pero sobre todo, me cansé de desperdiciar mi tiempo, mi juventud, mi aliento, y la desnudez de estas carnes que rugen de hambre.
Así que cuando se cerró la puerta tras de mí salí corriendo con mis zapatillas rojas, como hacen las locas, pero las locas de verdad, las endemoniadas, las ausentes, las perdidas. Las que lloran y ríen a la vez, las que muerden, las que sufren, las que aman, ¡las que viven!
Y dispuesta a no parar de bailar, de correr y de saltar hasta caer muerta sobre el asfalto.
Me rompí el vestido, pisé todos los charcos sin importarme el barro ni la censura, abracé a todos los hombres, me emborraché, grité, canté, silbé, me subí a un carrusel, lancé monedas a una fuente y me bebí la noche de un sorbo.
Hasta que, frente a la puerta de tu casa, caí de rodillas, extenuada, dejándome la piel en carne viva.
Te llamé por última vez, pero descubrí que mi voz era débil.
Quizá no me escuchaste, o quizá no quisiste hacerlo, como otras tantas veces. Nunca estás para los primeros auxilios.
Con gran esfuerzo, me levanté y seguí bailando, entre sangre y sudor, hasta que alguien gritó mi nombre, y yo, dando un triple salto mortal, caí en sus brazos y sentí tal alivio que al fin descansé.
No eras tú.
Me llevó a casa, me metió en la bañera y nunca me supo el agua tan tibia. Entre burbujas de jabón, me dijo todo lo que necesitaba escuchar, y se quedó conmigo. Puso la boca allí donde me habías clavado tu aguijón, y succionó hasta sacar todo el veneno. Deshicimos la cama una y otra vez, encajando el uno sobre el otro de mil maneras distintas, como las piezas del Tetris, y lancé las zapatillas rojas por la ventana por si alguien más las necesitara para bailar hasta desfallecer (huyendo de un amor paralizante, estéril y sin mercromina en el botiquín)
Ahora en cambio eres tú el que no cesa de llamar, pero lo siento, ya no puedo atenderte, estoy ocupada. Muy, muy ocupada. Y de hecho, voy a estar ocupadísima durante el resto de mi vida.
Publicado por ana elena pena en 9:10 PM 1 comentarios Enlaces a esta entrada
miércoles, julio 28, 2010
ONLY THE LOVELY
Son muchas las noches sin dormir, contando las horas que quedan antes de que entre la luz por la ventana. Demasiadas las horas de angustia esperando ese mensaje de vuelta.
Demasiadas pastillas para esto y para lo otro, demasiadas copas, demasiado miedo, demasiado silencio, o demasiado ruido, y demasiados momentos con la cabeza metida en el retrete.
Si los retretes hablaran contarían cosas bonitas de nosotros, a pesar de toda la mierda que vertimos en ellos, de los vómitos, los residuos…de la sangre. Porque también nos han visto llorar bajo pestillo mientras alguien golpea la puerta, preguntarnos quiénes somos frente al espejo, cortarnos los brazos con cuchillas de afeitar y besarnos (o follar) a escondidas con alguien que no debemos.
Conocen nuestro cuerpo mejor que nuestros amantes, nuestras reflexiones más profundas, y también las más estúpidas.
Y nosotros necesitamos alguien que devore nuestros desechos, que digiera la porquería y la haga desaparecer como por arte de magia.
Voilá!
Alguien que, sin juzgarnos, nos deje espacio para la confesión, la autocompasión y, por qué no, para la iluminación súbita.
Porque ¿quién quiere enamorarse de un váter?
Publicado por ana elena pena en 1:55 PM 2 comentarios Enlaces a esta entrada
martes, julio 13, 2010
NO ME QUIERES
No me quieres porque estoy herida.
No me quieres porque no te fías.
Y sospechas que quizá algún día
podría revolverme como una alimaña, negarte un beso, arañarte la cara, acostarme con tu mejor amigo o decir que ya no te siento.
Pero por más que te jure que eso nunca pasaría,
no me crees,
y no me quieres porque estoy herida.
En vez de lamer y celebrar mis cicatrices, evitas acercarte a ellas, porque te recuerdan que soy frágil pero también muy fuerte. No puedes medirte conmigo, eres demasiado cobarde, y te puede el miedo.
Soy para ti lo vergonzoso, lo complicado, lo peligroso, lo que requiere explicaciones ante la gente. Soy para ti lo intenso, lo abismal, lo seductor, lo inabarcable, pero también lo cierto.
Y tú quieres una muñeca nueva, de mecanismo predecible, sonrisa congelada y mirada hueca y limpia. Siempre como recién peinada. Fácil, bonita, transparente, inocua, insípida, para beberla con pajita. Alguien que te diga lo que quieres oír a cada momento y nunca te haga sentir como un imbécil. Eso es.
No me quieres porque no confías…
Y por más que yo te diga,
que soy tan tuya como lo soy mía,
que no hay resquicio de duda, aunque esté dolida, (y tú me dueles)
no me quieres porque no me quieres.
Y estoy herida.