EN AGUAS DE EUROPA FUE COLISIONADO EL " BUENOS AIRES II» Dos hombres de ELMA Perdieron la vida en el luctuoso accidente LA CAPACITACIÓN PROFESIONAL DE NUESTRA TRIPULACIÓN EVITO QUE LA TRAGEDIA FUERA MAYOR Las imponderables contigencias que abarca la vasta gama del quehacer naval ha cobrado la vida de dos hombres de ELMA: Roberto Suárez y Antonio Ydoyaga, que integraban la tripulación del "Buenos Aires II". El penoso acaecimiento se registró al ser colisionado el buque de la Flota de ELMA en la ñocha del 3 de este mes, cuando navegaba a unas cinco millas del puerto de Bremen al cual se dirigía desde Amberes. La capacitación profesional del comando, plana mayor y tripulación, así como la calma con que actuaron en la emergencia, que también observaron los pasajeros, miembros de las familias de algunos de aquellos, evitó que el luctuoso suceso tuviera mayores proporciones. No bien se tuvo conocimiento en la sede central de ELMA del accidente las autoridades superiores de nuestra Empresa dispusieron las medidas necesarias para afrontar la situación y el presidente del H. Directorio, contralmirante Manuel Jacinto García, cursó al comandante del Buenos Aires II, capitán de ultramar Rodolfo J. Hernández, el siguiente despacho: "ELMA lamenta profundamente las víctimas y daños ocurridos en la colisión sufrida por el buque 'Buenos Aires II', riesgo al que están expuesto los hombres de mar. La Empresa ha dado precisas instrucciones al Delegado General en Londres para que preste todo el apoyo necesario desde el punto de vista espiritual, moral y material a la tripulación y familiares acompañantes, lo que se ha hecho también con los que están en él país, para afrontar con entereza esta desgraciada contingencia". COMUNICADOS DE ELMA Al tenerse conocimiento del desgraciado accidente, nuestra Empresa informó públicamente del mismo, a través de sucesivos comunicados que emitió la Jefatura de Relaciones Públicas de ELMA y fueron difundidos por los diversos medios de comunicación de esta capital e interior del país. El primero de aquéllos, emitido el día 4 de enero, así como el segundo y el tercero, expresó lo siguiente: "La empresa Líneas Marítimas Argentinas informa que su buque "Buenos Aires II" que había zarpado del puerto de Amberes con destino a Bremen, sufrió una colisión con el barco italiano "Dora Riparia" en horas de la noche de la víspera, a 5 millas aproximadamente del puerto citado en último término. Hasta el momento, las informaciones recibidas por ELMA de su Delegación General en Europa indican que el "Buenos Aires II" fue embestido por el "Dora Riparia" por babor a la altura del mamparo divisorio entre la bodega N° 6 y la Sala de Máquinas, lo que le produjo un rumbo encima de la Línea de Flotación y un incendio, estando el mismo extinguido actualmente. La colisión entre los dos barcos se produjo con tiempo cerrado. Al ser evacuada la tripulación del "Buenos Aires II" y familiares acompañantes, los que fueron trasladados sanos y salvos a la ciudad de Bremerhaven, se constató la ausencia de dos tripulantes, los que son buscados intensamente. Asimismo, otro integrante de la dotación del buque, que se encontraba con heridas leves, fue evacuado por un helicóptero y trasladado de inmediato a un hospital de la mencionada ciudad. El comandante del "Buenos Aires II", capitán de ultramar Rodolfo J. Hernández y el jefe de cubierta, Daniel Agnoletti, se hallan en un remolcador de salvataje próximo al buque y lograron que el barco sea remolcado hasta la rada de Bremerhaven (Alemania). En consecuencia, si todo sigue normal, el "Buenos Aires II" arribará a la mencionada rada en horas de la noche del día de la fecha. Por último, se informa que la mayoría de la carga no habría sufrido daños, lo que se confirmará una vez que el buque llegue a la citada rada." El segundo de dichos comunicados aludía al despacho cursado por el presidente de ELMA, contralmirante Manuel Jacinto García, al comandante del "Buenos Aires II", capitán de ultramar Rodolfo J. Hernández, que ya hemos transcripto en la página 5 de NotiELMA, y el tercero fue el siguiente: Con motivo del siniestro sufrido por el buque "Buenos Aires II" de la empresa Líneas Marítimas Argentinas S.A., se informa lo siguiente: Io) Que los dos tripulantes buscados hasta el momento son los señores Roberto Suárez y Antonio Ydoyaga, y en cuanto al herido, se trata del señor Juan A. López, cuyo estado no reviste gravedad y que será repatriado en breve. 2o) Que las autoridades de esta Empresa se han comunicado telefónicamente con los tripulantes del buque, los cuales se hospedan en el Hotel Bremerhaven y se encuentran en buen estado de salud y de ánimo. 3o) Se hace saber que tanto la tripulación de la nave como los familiares acompañantes serán repatriados a la brevedad con la debida intervención del Consulado Argentino. 4o) Por último se informa que el "Buenos Aires II" llegará a rada de Bremerhaven a las 19.00 hora local.' ' El 7 de enero la jefatura de Relaciones Públicas emitió el comunicado número cuatro, cuyo texto es el siguiente: "La empresa Líneas Marítimas Argentinas pone en conocimiento de la opinión pública que su buque "Buenos Aires II", que sufriera el pasado viernes una colisión con el buque de bandera italiana "Dora Riparia", atracó en el puerto de Bremerhaven en la víspera. Una vez amarrado en puerto se apersonó a dicha nave una dotación de policías y bomberos en busca de los dos tripulantes desaparecidos. Al respecto, la empresa Líneas Marítimas Argentinas lamenta informar que las autoridades citadas precedentemente hallaron el cuerpo sin vida del tripulante señor Roberto Suárez. En cuanto al otro tripulante desaparecido, señor Antonio Ydoyaga, hasta el momento no ha sido localizado, estimándose que no sobrevivió a la colisión, no obstante lo cual prosigue su búsqueda intensamente por las autoridades alemanas, peritos y representantes de ELMA que tomaron intervención en dicho accidente. ELMA reitera que brindará todo el apoyo espiritual, moral y material que sea necesario a los damnificados y familiares de las víctimas." Finalmente el lunes 14 se dio el quinto comunicado que dice: "La empresa Líneas Marítimas Argentinas lamenta tener que informar a la opinión pública que, como resultado de la intensa búsqueda llevada a cabo poi las autoridades alemanas en el puerto de Bremerhaven, la: cuales tienen a su cargo las tareas de inspección en el buque "Buenos Aires II", el cual sufriera una colisión el día 3 del corriente mes con el buque de bandera italiana "Dora Riparia", fueron hallados los restos del tripulante desaparecido Antonio Ydoyaga, de nacionalidad paraguayo." LA DOTACIÓN El "Buenos Aires II" realizaba su décimo viaje al mando del capitán de ultramar Rodolfo Julio Hernández, integrando su plana mayor el jefe de cubierta Daniel Agnoletti, el primer piloto Eduardo Alcaraz, el segundo piloto Agustín Mario Gómez Beret, el jefe de máquinas José Antonio Gómez, el asistente de máquinas Carlos Washington Sari, el primer oficial de máquinas Femando De Falco, el jefe de radio Alberto Ramos y el jefe de comisaría Pedro Harry Acuña Maxwell. Revistaban en la tripulación el contramaestre Ramón Blanco, los marineros José Luis Alvarez Baulo, Zacarías Barrios, Juan Ángel López, Juan Pablo Tróccoli, Lauro Dionel López, Isabelino Flores y Silviano Talaban, los aprendices de marinero Carlos Ornar Camino y Ornar Vicente Rotondaro, la enfermera Elsa Nélida Díaz de Méndez, el 1er. mecánico electricista Américo Venittelli, el 2o mecánico electricista Federico Ángel Ares, los mecánicos maquinistas Alberto Rubén Lombart y Juan Guillermo Velasco, el 1er. cabo foguista Fernando Márquez, los engrasadores Pedro Enrique Vega y Rubén Eduardo Cabral, los limpiadores Martín Fernández y Daniel Salvador Tulian, el 1er. cocinero Joaquín Ruiz Gómez, el 2o cocinero Francisco Fuster, el ayudante de cocina Antonio Francisco Fernández, los mozos Roberto Cesáreo Suárez y Eliseo Antonio Ydoyaga, y el mozo de maestranza Arnaldo Maximiliano Caviglia. LOS PASAJEROS Como es habitual en los viajes de los buques de la flota de ELMA, en esta oportunidad viajaban como pasajeros miembros de las familias de la dotación. Eran en la ocasión la esposa del comandante del "Buenos Aires II", señora Úrsula de Hernández y los hijos de ambos María y Rodolfo Hernández; la esposa del jefe de cubierta, señora Angélica de Agnoletti y la hija de ambos Nadina Agnoletti; la esposa del jefe de máquinas, señora María de Gómez y las hijas de ambos María C. Gómez y María L. Gómez; y la esposa del jefe de radio, señora Alicia Torres de Ramos. Cabe señalar que tanto las señoras, jovencitos y criaturas del pasaje, supieron guardar la calma durante todas las operaciones realizadas, sin que en ningún momento fueran presas de histerismo o pánico, circunstancia que contribuyó en grado sumo en la actuación a que obligó la emergencia a la dotación de nuestro buque. LLEGADA AL PAÍS DEL PRIMER CONTINGENTE DE REPATRIADOS El sábado 12 del corriente arribó, encabezado por el jefe de radio Alberto Ramos, el primer contingente de repatriados del "Buenos Aires II". En el aeropuerto esperaron a los viajeros el asesor de la vicepresidencia del H. Directorio de ELMA, capitán de navio Jorge Enrique Bittles-ton .quien le transmitió el saludo de las mismas y se ofreció en nombre de ellas para solucionar cualquier problema que tuvieran. Para ello el capitán Bittleston accedió al avión ni bien hubieron descendido del mismo los pasajeros particulares y conversó con todos y cada uno de los miembros del contingente que integraban el jefe de radio Alberto Ramos, su esposa, la pasajera señora Alicia Torres de Ramos, la enfermera señora Elsa Nélida Díaz de Méndez, los marineros Juan Ángel López, que al igual que la señora Méndez había resultado con fracturas como consecuencias de la colisión, e Isabelino Flores, los aprendices de marinero Carlos Ornar Camino y Ornar Vicente Rotondaro, el 1er. mecánico electricista. Américo Venittelli, el mecánico maquinista Juan Guillermo Ve-lasco, el engrasador Pedro Enrique Vega, el limpiador Daniel Salvador Tulian, 2" cocinero Francisco Fuster, ayudante de cocina Antonio Francisco Fernandez y el mozo de maestranza Arnaldo Maximiliano Caviglia. Miembros de todos ellos aguar- daron su llegada en un recinto especial y a su acceso al mismo se registraron durante el recibimiento del que fueron objeto escenas de honda emotividad. Como medida precautoria las autoridades de nuestra Empresa habían dispuesto la concurrencia de una ambulancia del Sanatorio "Doctor Juan Carlos Halliburton" de ELMA, con personal de asistencia médica, encabezado por el señor Osear Ericson Copello, pero estos servicios no fueron necesarios. Actualmente la señora de Méndez y el señor López son atendidos en el nombrado establecimiento, donde se le repuso el yeso que traían y se observa el proceso de la curación de sus fracturas. En varios vehículos arbitrados por la Empresa a tales efectos, los viajeros fueron trasladados a sus respectivos domicilios. |
AMPLIO RELATO DEL OFICIAL ALBERTO RAMOS A muy pocas horas del arribo de los miembros de la tripulación del "Buenos Aires II", que regresaron al país por vía aérea, NotiELMA tomó contacto con el jefe de radio del buque siniestrado, Alberto Ramos. Este oficial, quien tuvo activa participación en los acontecimientos posteriores al accidente, se prestó ampliamente a nuestra requisitoria periodística, reflejando a través de múltiples detalles los dramáticos momentos vividos en el navio argentino. Ramos —Uno de los tripulantes que viajaba en esta oportunidad en compañía de un familiar embarcado, en este caso su esposa, Alicia Susana Torres—, es oriundo de la provincia de Córdoba, y había pertenecido ya a nuestra Empresa, cuando en los años 1966 y 196?, en carácter de pilotín, se desempeñó en los buques Rió Quequén y Naviero. Reingresa a ELMA en 1977. Como quedó señalado, actúa como jefe de radio. —En el momento del impacto —comienza su relato— me encontraba en la radioestación, recibiendo el informativo diario de ELMA. Sentí el primer golpe de la colisión, y atiné a asirme de una de las manijas del equipo de radio; instantes después otra tremenda sacudida provocó el corte del suministro eléctrico, mientras muebles y demás enseres se desplazaban violentamente. Mi silla salió despedida contra una de las mamparas del camarote. Fue entonces cuando la proa del "Dora Riparia" penetró profundamente en la estructura del "Buenos Aires II". Al intentar salir del recinto, comprobé que la puerta se hallaba trabada, al haberse deformado el marco. Debí abrirla a puntapiés. Me dirigí, cuando pude salir, al puente de comando, donde me puse a disposición del capitán. A poco regresé a mi camarote, donde obtuve una linterna y el chaleco salvavidas de mi esposa, quien se encontraba en compañía de los familiares de otros tripulantes en el comedor, charlando durante la sobremesa. Todos fuimos hacia allí, portando los chalecos, con el fin de comprobar el estado de nuestros familiares. Les fueron llevadas también mantas, puesto que en esos momentos en cubierta se registraban 6 grados bajo cero. De inmediato se dio la orden de que las mujeres y los niños se dirigieran a los botes salvavidas —o'peración que quedó a cargo del primer oficial—, mientras los tripulantes regresamos a cubrir nuestros respectivos puestos. Yo fui hacia el cuarto de radio, tratando de transmitir el S.O.S.: pero me encontré con que la línea de 24 voltios de batería estaba cortada, lo que anuló el transmisor de emergencia y el sistema de manipulación, quedando en funcionamiento, en forma precaria, el transmisor principal, con la corriente de emergencia del buque. Sin embargo, al tratar de sintonizar ese equipo, noté muy baja carga de antena, con escasa potencia de salida. Logré transmitir el mensaje de socorro con la llave de prueba; pero en tales condiciones el alcance de la transmisión era muy escaso. Sólo el propio "Dora Riparia" lo recibió, retransmitiéndolo, lo que permitió que lo captara la estación costera Nordiech Radio DAN. De inmediato, y ante la situación en que se encontraba el equipo, corté el circuito eléctrico para prevenir un incendio a través de un eventual cortocircuito en la instalación. De inmediato me trasladé al puente de mando con el transmisor de botes y el sistema de antena. Allí el capitán me informó sobre las nuevas órdenes: se debía abandonar el buque, pero trasladándose al "Dora Riparia". Así se hizo, quedando a bordo de nuestro buque hasta último momento el capitán, el primer oficial, el práctico alemán, el marinero que sostenía la escala y yo. Sobre este momento del dramático proceso vivido, es digna de destacar la actitud del práctico, que se negaba a abandonar la nave. El capitán Hernández debió ordenar que se trasladara, aún por la fuerza. Sólo entonces el hombre dejó el "Buenos Aires II". Ya en el buque italiano, constatamos las condiciones en que se encontraban nuestros familiares, y yo me dirigí al cuarto de radio, donde en compañía del jefe amplié el mensaje de socorro anterior, agregando la lamentable novedad de que en esos precisos momentos podíamos apreciar: en el "Buenos Aires II" se iniciaba el fuego. Se trataba del primer foco de incendio, que tenía lugar en los camarotes de maestranza y marinería, es decir, a la altura del lugar donde se había registrado la colisión. Me reuní enseguida con el capitán Hernández y el jefe de cubierta, señor Agnoletti, quienes se hallaban en el puente del navio italiano. Al evaluar la situación, se solicitó la colaboración del buque extranjero para extinguir el fuego en e¡ "Buenos Aires II", ya que se hacía casi imposible regresar a nuestra nave con ese fin. Surgieron entonces algunos tropiezos, pues no se nos facilitaron las mangueras de incendio más accesibles, sino que dos de nuestros marineros debieron descender a las bodegas del "Dora Riparia" a buscar otras que allí se encontraban. Inclusive, al conectar éstas, al principio no venía agua; luego la situación mejoró algo, se nos proveyó un extinguidor, y estos dos marineros nuestros, con el consiguiente riesgo, pasaron nuevamente a bordo de nuestra nave, y, aparentemente, lograron dominar las llamas. Sin embargo, rato después reapareció el fuego, y ya no hubo nada que hacer. Estimamos que la tremenda fricción generada por el roce de ambos cascos, uno incrustado en el otro, incrementada por el oleaje y por el infructuoso esfuerzo del barco italiano, que tratando de desprenderse del nuestro forzaba la marcha atrás, motivó el reavivamiento del incendio. Hubo otro factor de gran importancia en este hecho: el combustible de una caldereta del "Buenos Aires II", que se encontraba en la zona del impacto, se derramó. Desde el momento del choque 'pude apreciar en los distintos sectores de la nave que debí recorrer, un fuerte olor a diesel-oil, el combustible utilizado. No lo vi personalmente, pero sí el contramaestre y otros tripulantes, quienes señalaron que en la cubierta de los camarotes de maestranza, y en el lugar donde se halla el comedor de oficiales y la comisaría había diesel-oil derramado en abundancia. Lógicamente, cualquier chispa producto de la fricción de que hablé pudo haber producido el fuego, que fue precedido de algunas explosiones. Así, por ejemplo, mi esposa —por entonces embarcada en la lancha de rescate, como luego les contaré— pudo apreciar una puerta, grande y sólida, que volaba por el aire como una hoja de papel. Creo que fue la puerta de la cubierta donde se encontraba mi camarote, ya que allí se encontraba el equipo de aire acondicionado, abastecido por botellones de gas freón. Al estallar éstos produjeron ése y otros daños. —¿Cómo fue el traslado a la lancha de rescate? —inquirimos. — Nuestro mensaje de pedido de auxilio fue respondido con prontitud, y muy pronto estuvo allí una lancha de rescate. Asimismo, la lancha de prácticos, o "pilot board", se encontraba cerca. Al ver la magnitud del incendio en el "Buenos Aires II", el capitán Hernández, previendo la posibilidad de que el fuego se extendiera a la nave italiana, ordenó que los familiares embarcados y parte de la tripulación pasaran a esa lancha. La operación se hizo en un bote relativamente pequeño, y gracias a Dios sin mayores dificultades. Re-cuerden ustedes que se encontraban entre los náufragos varios niños, de distintas edades. El capitán y sus oficiales, por otra parte, nos trasladamos luego a la lancha de prácticos, desde la cual pudimos apreciar en su real dimensión (estaríamos a unas seiscientos metros) la envergadura del incendio. La otra lancha se encontraba bastante más cerca. Lo que puedo asegurar es que si el fuego—como bien pudo ocurrir— se origina de inmediato, y no unos minutos después del accidente, las consecuencias para todos quienes estábamos a bordo del "Buenos Aires II" hubieran sido tremendas. —¿Cómo se atacó el incendio? —También con notable rapidez aparecieron los remolcadores anti-ineendio, que iniciaron su acción. Sin embargo, habían transcurrido más de cuarenta minutos desde nuestro trasbordo a la lancha de prácticos y el fuego no cedía. Fue entonces cuando el capitán nos ordenó pasar a la lancha de rescate, permaneciendo en la otra sólo él y el jefe de cubierta. Otra vez a un botecito, y al rato abordamos la lancha de rescate, reuniéndonos con nuestros familiares. La embarcación puso proa a la ciudad de Bremerhaven a las dos y cuarto de la mañana, y allí llegamos tres horas después. Luego nos enteramos que en la zona del siniestro se habla levantado,luego de nuestra partida, un violentísimo temporal, que se sumó a las dificultades propias de las circunstancias. —Con respecto al capitán Hernández y el jefe de cubierta, ¿continuaron en la lancha de prácticos? —Más tarde transbordaron a un remolcador, en el que permanecieron dos días, siguiendo todo el proceso, hasta que el buque entró a muelles, en Bremerliaven. Llegaron junto a él, y allí nos reencontramos con ellos el resto de la tripulación y familiares. Previamente, y a nuestra llegada en la lancha de rescate, nos encontramos con numerosos integrantes de las distintas áreas de la autoridad local, ya que el lamentable episodio tuvo gran repercusión en Alemania. Al mismo tiempo, la agencia local de ELMA había previsto diez automóviles taxímetros para nuestro traslado a un hotel, por cierto excelente, donde pudimos reparar energías y distender nuestros nervios después de la odisea vivi- da. El único que no nos acompañó en ese momento fue el tripulante herido, López, quien llevado a una clínica recibió asistencia médica. Hubo otros contusos, inclusive la enfermera de a bordo, quien experimentó una fractura, pero sus heridas no revestían importancia. —Acerca del comportamiento de la tripulación y sus familiares, ¿qué puede decir? — Con respecto al personal embarcado, fue absolutamente digno de la tradición de la marina mercante argentina. Cada uno en su puesto, antes, durante y después del abandono del barco, cumplieron su tarea con serenidad e idoneidad. Mientras se pudo, se trató de salvar de la nave todo lo posible. No hubo ningún tipo de alteración del orden, ni actitud alguna que no estuviera ceñida a la tradición de los hombres de mar. Lo mismo debo señalar con respecto a los familiares que nos acompañaron; no se registraron episodios de pánico o histeria, ni nada parecido. Por supuesto, los chiquitos lloraron, y la angustia hizo presa de nuestra gente. Nosotros mismos, luego de llegar a tierra, sentimos profundamente los momentos vividos. El shock fue grande, pero todo el mundo se comportó con entereza. Queda el amargo recuerdo del peligro, la tristeza por todo lo que perdimos — nada, absolutamente nada pudo ser rescatado de los camarotes ni de las otras dependencias, ya que el incendio arrasó toda la zona del casillaje— y, por sobre todo ello la inmensa pena de que dos de nuestros hombres dejaron sus vidas en el luctuoso episodio del "Buenos Aires II". —¿En qué condiciones llegó el buque a Bremerhaven? —En primer lugar, debió esperarse que los peritos alemanes efectuaran su tarea, ya que la nave quedó, desde su arribo, bajo la jurisdicción de las autoridades del país. Sólo el capitán y el jefe de cubierta tuvieron acceso. Todos los sistemas automáticos del barco fueron totalmente destruidos por el fuego. No quedó nada de esas equipos, ni de la sala de radio. Luego se procedió a descargar el buque, en una tarea que estaba por finalizar cuando nosotros regresábamos a la Argentina, y que exigió en este caso un especial cuidado, por las condiciones en que se encontraba nuestra nave. Autoridades de ELMA en Europa, como también técnicos enviados desde Buenos Aires, colaboraron en ese cometido. ABNEGACIÓN Y ESPÍRITU DE CUERPO Nos hemos referido en otro espacio de esta nota a la alta capacitación profesional, vocación de servicio, disciplina y calma con que actuó la dotación del "Buenos Aires II" en la dolorosa emergencia que le tocó vivir al ser colisionado el buque de la Flota de ELMA por el navio italiano "Dora Riparia". A todo aquello debe sumarse también una manifiesta abnegación y alto espíritu de cuerpo evidenciados en varios de los episodios que se sucedieron a partir del momento en que la proa del barco italiano se incrustó en nuestro buque. De uno de ellos fue protagonista el segundo piloto Agustín Mario Gómez Beret, a quien el capitán de ultramar Hernández ordenó hacerse cargo de la maniobra de evacuar a pasajeros y tripulantes que se encontraban en el buque italiano a la lancha de rescate que los trasladó a tierra. Para ello se tendió una escala de gato desde la cubierta del "Dora Riparia" a la otra embarcación. Como correspondía, el primero en descender por ella fue el segundo piloto Gómez Beret pero, a consecuencia del intenso frío reinante, tanto los peldaños como las sogas que sostienen los mismos y se utilizan como pasamanos estaban cubiertos de escarcha, el oficial mercante argentino resbaló y cayó al agua. Afortunadamente, no obstante que como consecuencia del oleaje Gómez Beret fue apretado por la lancha contra el casco del buque, consiguió mantenerse a flote y rápidamente fue extraído del agua por los tripulantes de la embarcación alemana y llevado a una cabina de la misma donde se quitó su ropa empapada y sobre la interior, que no lo estaba tanto, se puso un overol que le facilitaron y quitándose el calzado, ya que este completamente mojado le dificultaba, rápidamente se dirigió a cubierta para cumplir la orden que había recibido. La escala, mediante fuertes sacudidas había sido ya librada de la escarcha y Gómez Beret inició entonces el traspaso de pasajeros y tripulantes que estaban en el buque italiano a la lancha de rescate. La maniobra se completó sin inconvenientes, en forma ordenada y con seguridad y la lancha puso entonces rumbo a puerto. Alrededor de tres horas duró la navegación para llegar al mismo. Pero la actuación de Gómez Beret no había terminado. Durante aquel lapso prestó ayuda al médico que atendía a los evacuados y, pese a las condiciones en que actuaba —descalzo, semimojado, luego de haber aguantado la presión cuando fue apretado contra el casco del buque italiano, y bajo intenso frío— el segundo piloto Gómez Beret tenía palabras de aliento para todos y cada uno de aquellos. A la vez su amplio conocimiento del idioma inglés facilitaba la intercomunicación entre nuestra gente y la del personal sanitario que estaba en la lancha de rescate. Agreguemos finalmente que recién cuando todos los evacuados estuvieron convenientemente ubicados en el hotel al que se los trasladó Gómez Beret se acordó de ocuparse de sí mismo. Un ejemplo más de los marinos argentinos. |
Durante nuestra prolongada conversación con el oficial Alberto Ramos, jefe de radio del "Buenos Aires II", escuchamos de sus labios reiteradas expresiones de agradecimiento por el amplio apoyo —nos dijo— que nuestra Empresa, mediante las medidas que sus autoridades superiores adoptaron de inmediato frente a la emergencia, prestaron a los miembros de la dotación del buque colisionado y a los pasajeros que en esta ocasión viajaban en el mismo, todos como es habitual miembros de las familias de hombres de la dotación. Nos pidió el oficial Alberto Ramos que hiciéramos público mediante las páginas de NotiEL-MA el profundo reconocimiento de cuantos navegaban en el "Buenos Aires II". "Quiero dejar constancia — afirmó Ramos— de la atención que tuvo nuestra Empresa y sus autoridades superiores, así como la organización que se arbitró en la emergencia en apoyo de todos nosotros. Con ello —subrayó nuestro entrevistado— ha quedado demostrado que ELMA es una Empresa seria y responsable y que sus autoridades superiores y ejecutivas tienen plena conciencia de que los buques de su flota no solo transportan carga, sino también seres humanos. Esto que digo es muy importante y les pido que lo difundan, porque queremos reconocer —enfatizó el oficial Alberto Ramos— que toda la organización de ELMA y todo lo que se hizo por todos nosotros yo lo valoro muchísimo. No me pasó en otra empresa y por ello no puedo decir si otra empresa lo hubiera hecho mejor o peor. Me pasó en esta Empresa —vuelve a enfatizar Ramos— y yo puedo afirmar, una vez más, que en nuestra Empresa existe conciencia de que a bordo de sus buques hay, por sobre todo, seres humanos y como tales se nos trató y se nos brindó las mejores condiciones en todo momento para que pudiéramos afrontar cualquier inconveniente. Como les expliqué, todos los náufragos quedamos exclusivamente con lo puesto, ya que perdimos absolutamente todas nuestras pertenencias. Y fue entonces cuando —y además de habérsenos procurado atención, traslados y alojamiento digno de inmediato— pudimos proveernos de ropa, enseres y hasta equipajes, mediante la rápida apertura de una cuenta en Bremerhaven, que fue puesta a disposición de nuestro capitán a través de la agencia local de ELMA, que cumplía así expresas directivas de las autoridades de la Empresa. No debimos pedir nada, ni explicar nuestros problemas; todo se nos brindó incon-dicionalmente, y ello nos reconfortó, y nos mueve el más profundo y sincero agradecimiento". NotiELMA satisface con la publicación de estas líneas un reiterado deseo de Ramos de manifestar el reconocimiento de los miembros del mando, plana mayor y tripulación, asi como también los miembros de las familias de aquellos que viajaban a bordo. A la vez nuestra revista agradece profundamente al jefe de radio del "Buenos Aires 11" el minucioso relato que nos hiciera sobre el luctuoso suceso y, en virtud de ello la posibilidad de poder informar con objetividad y detalladamente a la gente de ELMA. 11.11.2007 - Hola Carlos.. navegando por internet, encontramos con profunda emocion, el nombre de nuestro padre AMERICO VENITTELLI, quien fue tripulante del Buenos Aires II al momento del accidente. Todo lo publicado ha sido contado por nuestro padre, le digo que al colisionar el buque su pie se engancho en el codo del lavatorio de su camarote, y dando un fuerte tirón salio, desapareciendo totalmente en ese momento su camarote. El fue quien cargo a babucha uno de los hijos del capitán Hernández y como nota de humor nos contaba que con la baja temperatura reinante de esos momentos ya estando en el “DORIA RIPORIA”, un tripulante le obsequio un sobretodo, con gran sorpresa era de” Modart” Industria Argentina. Me acuerdo que se habían reunido en varias oportunidades con sus compañeros en la localidad de Bella Vista prov. De Bs.As. El hace dos años que ya no esta entre nosotros, y se hubiera conmovido mucho al leer este relato. El estreno todos los buques de Elma era su orgullo y el nuestro también, al haber pertenecido a la FLOTA MERCANTE ARGENTINA. Le mandamos un gran saludo y gracias por la publicacion.. UNOS HEROES.. Saludos |